La diferencia entre Anécdota e Historia en una Obra de Arte: Procedencia
“Esta obra era de una tía abuela mía, que trabajaba como empleada en la casa de una familia muy acomodada que salió de Cuba en los años 60. Esta familia dejó todo atrás cuando salió del país y mi tía se encargó de cuidar sus bienes. Después de muchos años se enteró de que habían fallecido todos en el extranjero y ella se quedó de heredera única de sus propiedades, incluida esta pieza. Mi tía abuela era solterona, no tenía hijos y yo fui su sobrino favorito. Antes de morir me dejó esta obra como uno de sus grandes tesoros. No hubiera querido venderla, pero en estos momentos necesito el dinero…”
¿Certificado de autenticidad? No. ¿Nombre de la tía o de los dueños originales? Tampoco… ¿Otros documentos que demuestren la autoría de la obra? Mucho menos…
¿Con qué frecuencia hemos escuchado esta historia? Muchas veces. La gran mayoría de consultores de arte, dealers, galeristas… ha tenido alguna vez una experiencia como esta. Muchas veces, hasta la pintura de esta “obra del Maestro tal de los años 50” está aún fresca.
No es una historia privativa del arte cubano, la podemos escuchar en diferentes ámbitos y países. En cualquier punto de la historia de una obra de arte, su autenticidad puede ponerse en tela de juicio. Es en ese momento donde la documentación que le acompaña resulta vital para entender de donde viene la obra y cuál ha sido su historia. A través de la documentación de procedencia se teje la historia completa de una obra de arte y, a menudo, es uno de los argumentos sólidos que se usa para determinar su autenticidad.
Una documentación de procedencia debe incluir la cadena completa e ininterrumpida de propiedad de una obra desde la mano del artista hasta el presente. Cualquier período no registrado significa una laguna y si hay un eslabón faltante en esa documentación ya no podemos tener la certeza de que la obra frente a la que estamos es la misma que salió de las manos del artista. Reconstruir y documentar dónde estuvo una obra de arte desde su creación hasta el presente es una empresa complicada, muchas veces una labor casi detectivesca, que involucra también mucha investigación y esfuerzo.
Desafortunadamente, numerosas obras de arte falsificadas se ofrecen a la venta con procedencias falsas o cuestionables en sitios web, galerías y subastas.
Valia Garzon Art Services le ofece, entre otros, el servicio profesional de Investigación y documentación de procedencias de obras de arte.
Poseemos gran experiencia en investigación de procedencias, que realizamos con un grupo amplio de expertos en todas las ramas de la historia del arte. Críticos, curadores, restauradores, bibliógrafos, historiadores, expertos en mercado de arte, son consultados a la hora de elaborar la documentación de procedencia de una pieza. También deben consultarse registros bibliográficos, libros, artículos de prensa, catálogo razonados y cronologías de los artistas.
Nos interesa la difusión del conocimiento, y que usted esté seguro de los pasos que debe dar para adentrarse en el complejo y fascinante mundo del mercado del arte. Acá le dejamos algunos detalles ilustrativos sobre de qué hablamos cuando nos referimos a la procedencia de una obra de arte, y de la importancia de que sus obras tengan el respaldo de la documentación necesaria para establecer su procedencia:
No confunda certificado de autenticidad con documentación de procedencia. El certificado de autenticidad solo puede emitirlo el artista, su estate o el experto acreditado para tal fin. La documentación de procedencia la elaboran expertos que ponen en orden toda la información que existe sobre la obra y trazan una cronología documentada de toda su historia desde que sale del taller del artista.
Las fotocopias de cartas, certificados y otros documentos no son documentos válidos de procedencia (a menos que los originales estén en un lugar conocido, y se pueda acceder a ellos e inspeccionarlos personalmente).
La procedencia es un hecho, no una suposición. Las afirmaciones de que una obra de arte en particular se parece a otras obras de arte del artista no pueden considerarse procedencia (a menos que sean hechas por autoridades reconocidas nacional o internacionalmente, autorizadas por el creador y que puedan documentarse como tales).
Es necesario obtener los nombres completos y la información de contacto de todas las partes privadas que poseían la obra anteriormente. Se debe confirmar que estas personas realmente existen (o existieron) y, si es posible, comunicarse con ellos o sus descendientes directamente para confirmar todo lo establecido en los documentos acompañantes. Una lista de dueños anteriores de la obra, sin otra información complementaria o verificable no es suficiente.
El hecho de que se diga o suponga que una casa de subastas vendió una obra de arte no convierte automáticamente a la obra en genuina. El mejor procedimiento en este caso es obtener una copia del catálogo de la subasta y confirmar la presencia de la obra en cuestión en la lista de obras, y además, garantizar que la obra posea un certificado de autenticidad, independientemente de donde se haya adquirido.
Una fotocopia de una publicación en donde aparece reproducida la obra, no es una prueba válida de documentación o de procedencia. Las nuevas tecnologías permiten que muchos documentos digitalizados sean alterados, por eso es condición esencial chequear el documento original, y si es posible, obtenerlo.
Todas las declaraciones hechas por los vendedores sobre quién era el dueño de la obra o de dónde proviene deben ser verificadas. Declaraciones condicionales o de terceros como “se cree que esta obra ha sido propiedad de ...” o “la persona de la que la obtuve me dijo ...” o “la herencia de la que provenía tenía muchas obras importantes”… no constituyen una documentación válida de procedencia.