Protegiendo lo irremplazable. La importancia de asegurar su colección
©Isabella Stewart Gardner Museum. Édouard Manet. Chez Tostoni, about 1875. Oil on canvas, 26 x 34 cm (10 1/4 x 13 3/8 in.)
En 1990, fueron robadas 13 obras con valor de 500 millones de dólares, de la colección del Isabella Stewart Gardner Museum en Boston. Las obras de Degas, Flinck, Rembrandt, Manet, Vermeer…, aún no han sido encontradas, y el museo continúa ofreciendo 10 millones de dólares a quien proporcione información que permita dar con su paradero.
The Scream y Madonna, dos pinturas icónicas de Edvard Munch, fueron robadas del Museo Munch en Noruega por ladrones armados a plena luz del día en el año 1994. El valor monetario y simbólico de estos robos fue impactante.
Ninguna suma por la que estuvieran aseguradas estas obras alcanzaría para reponerlas, pero la cuestión no es determinar si una obra de arte es “reemplazable” o no. Traduciendo este fenómeno a las colecciones privadas, podemos suponer que no necesitamos un seguro pues ninguna cifra que nos den alcanzaría para reponer la pieza que hemos perdido. Frente a esto, se trata de entender el complejo mundo de los seguros de obras de arte y tomar una decisión que nos permita minimizar eventuales daños, protegiéndonos contra eventualidades de las que no estamos exentos.
Ante la pérdida de una obra por robo, incendio, inundaciones, terremoto o cualquier otro nefasto suceso, tenemos elección. ¿Qué constituye mejor opción, una pintura robada por valor de $ 100 millones y un acuerdo de póliza de seguro por esa misma cantidad, con la que podemos comprar una pieza del mismo artista; o una pintura robada por valor de $ 100 millones, sin ninguna póliza de seguro que nos respalde?
Es necesario comprender el sistema de seguros para obras de arte, tanto para contratarlos como para lidiar con los reclamos en caso de que sea necesario. Valia Garzon Art Services tiene expertos preparados para asesorarlo en el complejo mundo de los seguros de obras de arte y estaremos abordando este tema en varios textos, desde diferentes ángulos. Para comenzar, van aquí algunas ideas y consejos que debe tener en cuenta para asegurar sus piezas:
Piense en su colección como una parte importante de sus propiedades, pero que tiene características específicas. Por ello, NUNCA incluya su colección dentro de la póliza general que cubre sus bienes personales. Su colección debe tener una póliza independiente, que analice las particularidades de sus obras y que lo respalde al máximo en el caso de una eventualidad.
Es imprescindible que sus obras estén profesionalmente documentadas y fotografiadas. El inventario físico y fotográfico de una colección es la condición básica para poder contratar una póliza que la proteja.
Los recibos de ventas originales y cualquier documentación adicional que se relacione directamente con el valor de su pieza son documentos de suma importancia. Guarde esos documentos y proporciónelos al valuador. Mientras mayor información le de usted al valuador, mejor él podrá realizar su trabajo.
Contrate una compañía de seguros que tenga experiencia y se especialice en asegurar arte, antigüedades y posesiones similares. Estas aseguradoras tienden a ser mejores en el tratamiento de reclamos que las grandes compañías de seguros de uso múltiple porque entienden cómo funciona el negocio del arte, cómo valorar el arte y cómo llegar a acuerdos razonables.
Solicite un avalúo profesional que determine el valor actual de su colección antes de asegurarla pues este será el documento principal con el que contratará su póliza. Un valuador profesional hará preguntas relacionadas con el uso que se dará al avalúo, sus respuestas lo ayudarán a determinar el tipo de reporte que confeccionará. Las agencias aseguradores serias, especializadas en obras de arte no aceptarán un avalúo que recoja el valor actual de mercado de la obra, necesitará un documento que se centre en su valor de reposición.
Es importante asegurarse de comprender su póliza de seguro. Esto significa leer lo escrito en letra pequeña y hacer consultas a especialistas en el tema. En muchas ocasiones los clientes de una aseguradora descubren, luego de un daño o pérdida causada por un determinado factor, que ese factor en específico no estaba cubierto por su póliza de seguro, y que la diferencia monetaria por incluirlo era solo unos dólares más, o ninguno, sino un tema de contrato.